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Ni buena, ni mala... Simplemente mamá. ¡Feliz día a ti!

Durante mucho tiempo me creí una "mala madre". Esa que no sabe lo suficiente, la que no juega tanto como debería, la que se equivoca, la que grita, la que se culpa, la que llega agotada a casa, con la cabeza llena y el corazón a medias o la que a veces solo quiere encerrarse a llorar.

Y en este Día de las Madres, no quiero flores, ni desayunos con hotcakes en forma de corazón.

Quiero hablarle a esa madre que, como yo, se ha sentido insuficiente. Quiero abrazarla con éstas palabras...


Te invito a hacer un ejercicio que cambió mi mirada: Haz una lista de lo que para ti significa ser una "buena mamá". Escribe sin filtros: "Siempre tiene paciencia", "Nunca pierde el control", "Hace comida casera todos los días", "Juega con sus hijos aunque esté cansada".

Ahora, haz la lista contraria: ¿Qué define a una "mala mamá"?

Y entonces obsérvalas… ¿De dónde vienen esas ideas? ¿Quién te dijo que eso era ser "buena"? ¿A quién viste fallar y pensaste: "Eso nunca lo haré"?


Luego, dibuja una cinta métrica imaginaria entre la buena y la mala madre. ¿Dónde te colocarías tú hoy? ¿Qué te falta para sentir que eres más "buena"? ¿Amor? ¿Tiempo? ¿Paciencia? ¿Ayuda?

Te tengo una noticia: no existe una mamá completamente buena ni completamente mala. Todas somos una mezcla, un vaivén. Todas aprendemos cada día a serlo, sin manual, sin guión.


Y no, yo no soy una mamá azul. No me pinto de autismo, ni me visto de un solo color para definirme. Porque si me tuviera que pintar de algo, lo haría de gozo, de sanación interna, de alegría, de vida.



No soy una madre especial. Soy una madre que eligió cuidar y amar a dos hijos, uno con autismo y otro sin autismo. Soy una madre que cada día se enfrenta con su sombra, con su historia, con sus errores y sus aprendizajes. Y en ese proceso, me transformo.

No vine a este mundo para ser un trofeo, ni para mostrar a mis hijos como galardones que demuestran que soy "una buena mamá". Vine para aprender, para desaprender, y para darles la libertad de SER.


Así que hoy: ¡Feliz Día de las Madres! A las buenas, a las malas, a las que no saben en qué punto de la cinta están. A las que aman sin saber cómo, a las que se levantan con dudas pero aún así siguen. A ti, que estás leyendo esto, y que te cuestionas si lo estás haciendo bien...


Sí, lo estás haciendo. A tú manera, con tus recursos, con tus heridas y con todo lo que tienes.

Te abrazo desde el fondo de mi corazón.


Lola Hernández Gallardo

Consejera Familiar y Educativa

Fundadora y moderadora del Grupo de Fortalecimiento para Adultos: Si me cuido te cuido mejor (https://www.lolahernandez.org/grupo-cuidadores).

 
 
 

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