En mi hermoso pueblo, todo lo resolvemos caminando. Me encanta porque es la mejor manera de ejercitarnos, tener contacto con el mundo, con la gente, observar las casas, los techos, los comercios y a las personas ir y venir, e imaginar de dónde vienen y adónde van.
Para nuestros chicos y chicas con autismo, resulta ser una excelente terapia sensorial, ya que son expuestos a estímulos (cuando los toleran) que requieren que sus sentidos aprendan a gestionarlos. Además, les ayuda a prestar atención a: por dónde caminan, cuando atraviesan calles, saludar a las personas que les saludan, moverse a un lado cuando una persona viene de frente, y pasar por la derecha a las personas que caminan muy despacio y que van delante de ellos.
En fin, salir a caminar por las calles y resolver la vida cotidiana caminando es toda una exposición de los sentidos y una excelente oportunidad para mostrarles el mundo y conectar.
A nuestras caminatas, yo les añado música. Le presto a él uno de mis AirPods y yo llevo el otro, no solo para compartir mi lista de música, sino para hacernos conscientes de todo nuestro entorno y escuchar. Me fascina observar el gozo de Eric mientras baila por las calles, cuando es posible, al escuchar alguna canción que le gustó.
Los momentos cotidianos son grandes oportunidades para conectar, ejercitar el cuerpo y hacernos conscientes de nuestras sensaciones y de observar sin juicio, el mundo que nos rodea.
Lola Hernández Gallardo
Consejera Familiar y Educativa
Fundadora y moderadora del Grupo de Fortalecimiento para Adultos: Si me cuido te cuido mejor (https://www.lolahernandez.org/grupo-cuidadores).
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